En este instante

En este instante

En-este-instante

No será hasta dentro de un rato, que consiga estar en este instante.

Tenemos una mesa en la terraza que pocas veces utilizamos. En realidad, más que una terraza es un balcón, pero a mí hoy me parece el porche de un chalet frente al mar.

Estamos todos y vamos a desayunar juntos para celebrar el cumpleaños del abuelo. No sería algo excepcional si no fuera porque nos cuesta tanto reunirnos a todos, o por lo menos, los que estamos.

Ayer ya pasé por el mercado a comprar lo que faltaba y dediqué la tarde a avanzar los platos para poder estar hoy más relajada. También hoy llevo desde temprano en la cocina, para que ahoya que están aquí, ya esté todo listo.

La familia ha ido llegando y tras los saludos y las cordialidades, algunos todavía están de pie. Otros se han ido sentando como han podido, porque efectivamente es un balcón, y aunque amplio, no es tan grande.

La mesa ya está repleta de platos con todo tipo de colorido cuando todavía quedan la mitad por salir.

Incluso la gata se ha unido y se ha tumbado frente al sol, todavía algo apagado, por esas nubes finas que no le dejan acabar de brillar.

Ya estamos todos colocados en la mesa. Éste normalmente es un lugar silencioso, pero hoy hay tantas voces, que me envuelven y podría perderme entre ellas. Hay tantas vidas que me olvido de cuál es la mía. Siento tanta alegría que no encuentro el motivo por el cuál algún día pude sentir algo distinto.

Empezamos a pasarnos platos de mano en mano. Vamos buscando el mejor lugar a las botellas, de manera que no impidan que podamos llegar a alcanzar cualquiera de los bocados. Hay tantas sensaciones que me abruman, y creo que todavía no llevamos diez minutos cuando ya me estoy levantando. Voy y vengo de la cocina en busca de cosas que probablemente nadie vaya a probar.

Voy a por un poco más de pan y algo más de queso. A por tomates, a por coca, a por café. Todos están conversando y de vez en cuando paran para pedirme que me siente con ellos. Les digo que sí, pero el nerviosismo no me deja parar y ya vuelvo a estar de pie. Y es que quiero que todo esté bien, quiero que no falte de nada.

No sé cuántos viajes he dado ya, pero en uno de ellos me doy cuenta. Llevan aquí una hora y no he parado de ir a por todo lo que no me deja sentarme y disfrutar. A por todo lo que en este instante no hace falta.

Caigo en la tentación de entristecerme por no haberme dado cuenta hasta ahora, pero no, hoy sólo hay lugar para la alegría. Sin más. Sin menos. No importa si falta de algo porque estamos todos.

Así que me siento, respiro tranquila, noto como también lo hacen ellos porque esperaban verme ahí y sentirme presente, y al fin nos dejamos llevar. Nos permitimos reír y disfrutar. Nos permitimos recordar y no dar importancia al tiempo.

No existe cuando no pienso en lo que falta, porque no falta de nada. No existe cuando no estoy pensando que quiero otra cosa, porque lo que quiero está justo delante.

Y sí, a veces me empeño en buscar algo mejor, en ser mejor persona, en estar en un lugar distinto. A veces me empeño en hablar mejor, en escribir mejor, en reír mejor.

A veces me empeño en buscar, mientras lo mejor se está dando en este instante. En este chalet frente al mar.

Cámara-en-este-instante

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *