Motivos para la risa
Hay tardes que sonrío mientras me como un helado de chocolate cerca del puerto, y por esa cosa mía de creer que siempre me voy a sentir como lo hago ahora, pienso que ya no me van a faltar motivos para la risa. Y es mentira, porque hay días que no los veo, y se me alargan como carretera monótona de noche, que nunca me lleva de vuelta a casa. He caminado todo el día y he tomado más café…