Con las manos vacías
Tiene una estufa encendida a sus pies. Suele tenerlos fríos, y el calor concentrado a su alrededor, templa esa sensación de piel helada, tibante y sin tacto. Una pequeña lámpara ilumina sus manos algo arrugadas e hinchadas sobre la mesa. Se mueven hacia el termo repleto de té que todavía humea y los pinceles que está utilizando para dar los últimos retoques a su dibujo. Más tarde irá a la ciudad a buscar algunos detalles para sus hijos. Mañana va…