Lo que se busca de corazón

Lo que se busca de corazón

Lo que se busca de corazón-ramo de flores entre las manos

Coge el ramo con una mano. Agarra sus tallos con firmeza para que no se le escapen, como si se tratase de sus propios deseos. De todo eso que hoy sabe que es suyo y no quiere soltar. Con la otra corta los tallos que sobresalen para igualar la largada de todas ellas. La fragancia que desprende la combinación de flores la envuelve y le hace subir levemente la cabeza para sentirla como una brisa. Esa que debe seguir para no despistarse de nuevo.

Se siente ligera. A pesar del verano viene de unos días más oscuros que este en los que quedó atrapada entre sus propias sombras.

La morriña le llegó una noche. Tarde, o tal vez pronto, porque solía esperar al otoño, pero este año vino con prisa. De repente los recuerdos la dejaban vacía, como si nada del presente pudiese igualar a los acontecimientos pasados. En su contra, ese mismo vacío le regalaba una quietud tan mansa que la asustaba. Como el mar después de la lluvia, con la arena mojada y el azul intenso reflejando su profundidad.

Lo que se busca de corazón-mar en calma después de la tormenta

Sabía que ese era el vacío que buscaba y del que despegaban y aterraban todos sus pensamientos. Ese vacío guardaba todo lo que anhelaba lograr. Parecía tan sencillo, que esa noche le dio vergüenza aceptar que jamás había creído en ella.

Durante un tiempo pensó que lo hacía, pero no se sentía feliz. Fue en esas noches nostálgicas que se dio cuenta de que no lo era porque estaba persiguiendo los sueños de otros y no los propios. A ella se había aparcada, como Alma aparcó su caravana en el libro “Las vidas que empiezan”. Con tristeza, pero creyendo que era lo apropiado.

Perseguía tantos ideales que deambulaban por el aire que no lograba alcanzar ninguno. Antes de eso se cansaba, se aburría, se agotaba. Le fallaban las ilusiones y ese empujón que solo llega desde lo que se busca de corazón.

Sumergida en la profundidad de ese mar que también parecía haberla engullido a ella durante la tormenta, lloraba al ver como se alejaba todo eso que perseguía. Lloraba porque se daba cuenta de que esa no era su vida, y habían pasado tantos años, que pensó que ya no estaría a tiempo de recuperar lo que era suyo.

Miraba a otras mujeres. Las veía valientes, humildes, poderosas. Pensó en todas las mujeres que habían pasado por su vida, y entonces vio que ninguna era distinta. Se ponían cara a cara con ellas mismas para lograr conectar con esa fortaleza arraigada en ellas que les permitía ser quien eran.  Sin miedo, sin prejuicios, sin faltas de valor.

Entonces se miró, y vio que también ese era su mayor reto, la causa de su vida: saberse válida y merecedora. Mostrarse como tal.

Empezó a descubrir quien era, y supo que solo desde ahí podía tomar decisiones, apostar por lo que quería, abrir las puertas de su propia vida. Desde ahí comprendió que lo que se busca de corazón no viene de fuera, no viene de otros. Lo que se busca de corazón nace y se expande en el corazón para después llegar a otros.

Lo que se busca de corazón-ramo de flores en un jarrón

Se afanó en cortar los tallos con el ángulo perfecto para mantener viva su flor, y los puso en un jarrón que se compró esa misma tarde. Esa brisa que desprendían le recordaría que estaba viva, y que sería tan dueña de sus fracasos como de sus éxitos.

Cogió su chaqueta tejana para esas noches que ya empezaban a refrescar y se fue a ver el mar. Él le llevaría de vuelta a su corazón, a todo aquello que había enterrado cuando no se creía capaz de apostar por sus propias ilusiones.

A la vuelta sentiría el cuerpo más leve, más distendido, más suelto. A la vuelta sería más de corazón.

2 thoughts on “Lo que se busca de corazón

  1. Muy bonito,
    Espero seguir leyéndote.En la vida, si no hay ilusiones, no hay nada,pero a veces falta encontrarlas y tener fuerzas❤️❤️📖

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