
Ropa en el balcón

Tiende la ropa en el balcón. Cada pieza con dos pinzas del mismo color, cada calcetín al lado de su pareja, cada vaquero acompañando al jersey que mejor le combina.
Tiende la ropa y recuerda todos los balcones en los que tendió anteriormente. Todas esas ropas, todos esos pliegues, están hoy aquí. En este tendedero, en este balcón, bajo este sol que secará sus prendas en un abrir y cerrar de ojos.
Siente que es la misma a pesar de estar en otra ciudad, en otra mañana, en otra casa. No hace mucho que éste es su hogar. Sí en el tiempo, no en su sentir.
Primero llegaron sus cosas, después llegó su cuerpo. Le siguieron sus rutinas, su dormir sin pensar, su despertar sin sentir. Parecía que estaba, pero no lo estaba en realidad.
Tardó en ser viernes, en acurrucarse en el sofá. Tardó en colgar los cuadros, en calentarse la cama en invierno. Se le hacía tarde para hacerse un caldo para cenar, y a esas horas ya no se entretenía en prender una vela.
Parecía que estaba, pero le faltaban detalles, se soltaban fragmentos, se acumulaban sentimientos que no veía.
Fue recogiendo de aquí y de allá. Fue cubriendo huecos, sintiendo, integrando; hasta que su cuerpo, su mente, su emoción, comenzaron a saberse uno.
Se encontró en su propia intimidad, en un lugar muy adentro, en un silencio demasiado limpio y demasiado puro como para no haber llegado a él. Desde ese lugar fue haciendo las paces con sus recuerdos, transformando el dolor, sintiendo la alegría.
Se encontró como se encuentra hoy. Colgando la ropa en el balcón, juntando pares, uniendo opuestos, cerrando el círculo y sintiendo todas sus versiones integradas en una, en ella, en esta. La que es hoy, la que es ahora. En calma con todas las que fue. Suspirando bajo el sol que secará todas sus ropas, todas sus capas y todas sus formas. En un abrir y cerrar de ojos, su vida será distinta, su modo de estar en ella será otro. No solo para la que es hoy, también para todas las que fue.
Una vida empieza para todas ellas. Alegres, sonrientes, en paz. Con sus ropas secas acumulando el calor del sol, la luz de la mañana, el olor a limpio, el tacto suave, el alma tranquila.
