Nuestros cuerpos en otros trajes
Cuando te tuve enfrente por primera vez, tenía esa mirada libre e inocente, que a su vez sabía a la perfección sobre qué terreno pisaban sus pies. No fue hasta pasado un tiempo, que quisimos abrigar nuestros cuerpos en otros trajes. Por aquel entonces, mi único afán era disfrutarte. Colmarte de detalles y palabras bonitas. Cuidar todos tus aspectos con delicadeza. No había distracciones ni horarios, tan sólo nosotros encontrándonos a cada instante y queriendo abrirnos al mundo desde nuestro…